DOS CANCIONES PARA SERPIENTES
El nuevo single de Matulich
configura, ante todo, un proyecto singular: abordar una misma canción desde dos
perspectivas diferentes en simultáneo. En cierto sentido, podría pensarse como
un cruce y a la vez un desvío de sus dos producciones anteriores. La aspereza
profunda de su primer trabajo se entrevera con la delicadeza cristalizada en el
segundo, pero en ese mismo movimiento estas canciones se dejan atravesar por
otros aires nuevos, otras texturas, otras sonoridades, construidas
fundamentalmente desde un acordeón que juega su presencia en un límite siempre
impreciso, entre lo festivo y lo melancólico, entre la pulcritud matinal y la
mugre de trasnoche. Sigue insistiendo también a jugar con disonancias a
contratiempo para “incomodar al oyente”.Una cuestión de límites, pero de
límites borrosos. Fronteras que se desdibujan nuevamente en la brevedad de dos
canciones (o una sola, en realidad?) concebidas desde la dualidad, desde la
confrontación y la hibridación de atmósferas y texturas lejanas.Una búsqueda
orgiástica donde la dualidad desea imponerse por sobre el resto. La dualidad
duramente contrastada por momentos en blancos y negros puros. El claro ejemplo
es “Fanny´Snake” concebida como una canción dark y casi industrial por un lado,
y el acordeón circense, y festivo como si nada ocurriera, tocando la misma
canción desde el otro lado del espíritu.
En “Dos canciones para
serpientes”, el crooner trasnochado de su primer disco sigue intacto, lo mismo
que aquellos aires de mañanas otoñales del segundo; pero ahora ese crooner, en
esa mañana de otoño, parece haber emprendido un viaje marítimo hacia otros
puertos imprecisos y distantes. El Matulich más ecléctico, arrojado al sin
tiempo y sin espacio, está claramente expuesto en éste nuevo single.
No hay comentarios:
Publicar un comentario